martes, 28 de diciembre de 2010

EXPERIMENTO


Me senté con el cuaderno al frente a ver si escribía algo que se pareciera a una carta de amor; me dio pereza pero quise justificarlo. Analicé la situación. En ese momento le di chance al destino de montarse sobre mí, le di una oportunidad. En breve entraron por la ventana las notas graves de un saxo, venidas sabrá pepe de donde, ¡Qué diabólico instrumento es el saxo! Uh, craso error. Por un lado la pereza y por el otro el cliché, las obligaciones. ¡Qué pereza!
Lo que siempre digo, o le haces caso a lo externo o a lo interno. No se confíen que no es tan fácil como parece: no hablaremos de lo externo, ¡Por favor! Pero si de lo interno. Por ejemplo, tenemos lo interno-externo, andrógino, ambiguo; lo interno-cliché, casi como lo anterior pero sin ser tan propio; lo interno-ideológico, muy cuadrado; lo interno-seductor, un espécimen simpático que en ocasiones puede resultar estereotipado y simple pero que esconde tras de sí una necesidad casi siempre interesante a otros (lo que lo hace un interno verdadero que es distinto a un verdadero interno) y si no, al menos siempre tiene una historia que contar. El interno-meditativo o también llamado contemplativo, yoguista culero y untuoso, como decir la nata o la lata, da igual. El interno-green, ecológico, naturalista. Y así podemos pasar la noche entera mencionando tipos y subtipos de internos, el interno-maricón, el interno-esquizofrénico, el interno-lobotomizado, etc, etc, hasta llegar cruzando por una acuarela de interminables matices hasta lo sublimemente interno. No podríamos acabar en otro lugar.
¡Pamplinadas!, y es que al final lo digo yo, si te das cuenta, todo termina siendo o blanco, o negro.

KiKi Patiño

CRÓNICA DEL PRIMER ANTE-BESO


Siento el bao de su aliento humedecer mis labios. Si los labios tuviesen pelos nos haríamos cosquillas en este momento. Que maravilla son los labios, no tienen pelos y son tan suaves y carnosos que antes de que suceda puedo imaginar lo eléctrico de un beso. Sus labios están entreabiertos, sus ojos cerrados. Es igual porque a estas distancias es poco lo que se puede ver, a demás, al cerrarlos concentro todo mi potencial en mis labios, esos que esperan tocar los suyos tan pronto como pueda atravesar esas finas capas de aire que como cortinas invisibles me separan de los suyos. Su aliento, lo puedo oler y me gusta. A punto de traspasar la última o tal vez la penúltima capa laminar de aire que marca una distancia entre sus labios y los míos, comienzo a sentir esa energía que supongo irradia la congestión de nuestros deseos, toda ella, concentrada en nuestros labios; a penas en ese momento que quisiera no acabase nunca. El primer beso. La excitación tergiversa los verdaderos placeres. Ese único momento antes de que se consume ese primer contacto labial y orbicular. Hace ya rato que la visión doble quedó atrás. Hace aún más tiempo que mis brazos la contienen. El momento al que me refiero no se compara a ningún otro y culmina en el preciso instante que ambas bocas se juntan y antes de apretar y chasquear los labios, apenas se presienten.


CARLOS G. B.

lunes, 20 de diciembre de 2010

VARICOCELE


Ayer llovió, así que el Cerro Ávila hoy estaba un poco más verde, más lejos de Caracas, más ancestral. Repasaba en mi cabeza el caso que tenía que operar mañana y si hubiese algo que yo no supiese al respecto, tomando en cuenta que se trataría de una intervención que no hago con frecuencia. Lo mejor sería llamar al Cutandismo ilustrado y preguntar. De pronto, sin terminar de pensar en el varicocele, una visión me hizo pensar en otra cosa. Está visto que en el proceso del pensar, en ocasiones, se abren caminos neuronales que permiten disociar la mente aunque sea sólo por instantes. Que bueno es toparse con alguien por el camino y saludar para recibir de vuelta una cariñosa respuesta. Mis dos amigas venían de frente. Dos señoras que a juzgar por su parecido debían ser hermanas. − Buenas −. Digo yo. − Hola ¿Qué tal? −. Me responden con una mueca simpática. Yo sonrío y para mi sorpresa, una me interpela. Este contacto del tercer tipo nunca había sucedido antes y es que siempre me las consigo subiendo − ¿Por qué se sonríe? − A lo que contesto con seriedad facial: − Perdonen, pero no han escuchado ese viejo adagio que reza “el que se ríe solo, de su picardía se acuerda” Creo que tal dicho aplica muy bien para este caso −. La respuesta de ambas se manifestó en forma de ligeras carcajadas emparentadas que hicieron aún más agradable el instante. Y les dije: − Señoras, me encanta saludar a las personas que me son gratas y además tengo la manía de dar la bendición, claro, en determinadas circunstancias y no a todo el mundo −. − ¿Y a quién le das la bendición? −. Preguntó la más bajita de las dos. − Interesante pregunta. Tampoco saludo a todo el mundo. Creo que bendigo a las mismas personas que saludo y viceversa. Tengo que sentirlo −. Satisfechas y contentas me dijeron − ¡hasta luego! −. Cada quien continuó su camino. La cuesta empinaba.
Ciertamente no recordaba con precisión porque me sonreí pero de ningún modo podía arruinar la tarde de tan simpáticas señoras hablándoles de un varicocele.
Otra pareja, esta vez un hombre y una mujer, el primero delgado y pelón, la segunda piernona al estilo de los paquidermos, es decir, piernas gruesas desde arriba hasta abajo, comentaban las diferencias de vivir en un apartamento o en una casa. El hombre no soportó, por ejemplo, que al vivir en un apartamento toda la vecindad se enterase del tipo de baldosas que usó para cambiar el piso que por supuesto, no fueron de mármol, porque siendo así no le hubiese dado tanta importancia al hecho. La mujer alegaba que buscaba mudarse a una casa porque toda su vida había vivido en una, pero su presupuesto la obligaba a casas más hacia los suburbios y eso no le agradaba mucho que se diga. Ambos estaban de acuerdo en que no se podía incurrir en el error de mudarse a casas tipo townhouses o casas muy pegadas unas con otras. Abducían que la relación con los vecinos inmediatos, al ser más íntima, podía ser aterradora. Pensé que los podía adelantar ya que los vi mayores y vulnerables.
Arriba, relajado, después del ritual con el chorrito de agua, las manos, la cara, el pelo y la lengua, me senté y llamé al Cutandismo ilustrado. Tardó en contestar pero contestó. Después de los saludos y de ponernos, sin detalles, al día, le dije: − Te tengo una pregunta técnica − ¿Una pregunta técnica? − Respondió extrañado. − Sí. ¿Cuándo operas un varicocele ligas todas las venas, como hacíamos en el postgrado, o sólo algunas? −. − Ummmh, esa es una muy buena pregunta. Liga solo las anteriores y no te metas con las que acompañan al deferente, así evitarás problemas. No esperaba más y no esperaba menos del Cutandismo ilustrado. También me dijo que le encantaba saber de mi a lo cual yo dejé filtrar algo de cariño. La conversación en general fue agradable.
Definitivamente fue mucho mejor que consultarlo en Internet.


CARLOS G. B.

domingo, 19 de diciembre de 2010

EL BESO


Recuerdo la primera vez que vi a Johana de manera diferente. Allí estaba frente a mí, sus piernas descubiertas bajo una minifalda azul me mostraban unos bruñidos muslos que comenzaron a perturbar mi entendimiento de una manera que nunca había vivido. De la nada se agachó a hacer no se que y tuve una imagen conturbadora al extremo. Pude ver un pedacito triangular de tela de un blanco impoluto que adquiría una forma convexa y sombreada mientras se arrebujaba al contornear por el centro sus redondeadas e incitantes nalgas que apenas, lateralmente, asomaban. El instante duró más de lo que pudiese pensarse como normal. La verdad es que desde mi punto de vista fue como si el tiempo se hubiera detenido y ya Einstein explicó que esto es factible. Irremediablemente fui arrancado drásticamente de mi momento de éxtasis cuando Alfredo colocó de un golpe seco su mano izquierda en mi hombro mientras me daba un trago y me decía – lo está haciendo a propósito – .
La casa de los Fernández cuenta con dos amplios jardines, uno adelante y otro atrás que se comunican por un costado señoreado por una mata inmensa de mamón, todo el perímetro se encuentra rodeado por un muro vegetal conformado por ese tipo de arbusto que se corta dándole formas, a veces caprichosas. En fin, nos encontrábamos en el jardín posterior celebrando el cumpleaños de Luis Fernando (Fernández), un tipo alto y narizón que casi siempre se vestía con bragas de blue jean, hasta en su propio cumpleaños. Rigoberto me miró con una sonrisa delatora de perversidad y Víctor subía y bajaba las cejas mientras se mordía los labios de una manera que no me gustó. Mariano, que siempre se me adelantaba en todo, se acercó a Johana que para ese momento se encontraba de pie y cagada de la risa, acompañada de Amelia y Marta, quienes sonreían con picardía. Yo dejé caer en la grama mi cordura y el vaso que Alfredo había puesto en mi sudada y parkinsoniana mano. Cuenta me di de lo que tendría que enfrentar de ahora en adelante, de que la vida no iba a ser fácil, que tendría competencia y que desde este instante, una a una, solo iría sumando razones en la vida para no dormir. Había encontrado algo terriblemente intenso y sobrecogedor: el gusto embrujador hacia las hembras de la especie. Los mayores se encargaban de la parrilla entre una niebla de humo y whiskies a la vez que conversaban de un tal candidato Piñerua. Yo me fui a servir otro trago de Kolita. Tendría para ese entonce unos siete u ocho años.
Los descubrimientos no cesaron ahí. El fuego de la parrilla se reinventaba con la noche, los adultos hacían de su conversación algo cada vez más ecléctico mientras yo no podía barrer de mi cabeza aquella visión que para mí desasosiego se había quedado prendada en, ya para entonces, mí obsesiva memoria . Me encontraba sentado en un columpio cuando Alfredo se me acerca con una sonrisa diabólica desdibujada en su pecoso rostro pelirrojo y excitado me dijo – Marcos, Marcos, tú le gustas, me lo dijo Amelia, ¡tú le gustas! Y quiere que le pidas empate – ¿Qué le pida qué? –. Dije yo sintiéndome como si un enjambre de enardecidas abejas africanas me envolviera, cubriendo mi cuerpo de infinitos y diminutos aguijones. – Empate, empate, que le pidas empate –.
Descubrí ese día que me gustan las mujeres, descubrí la pasión que se puede sentir por ellas y descubrí que ellas también pueden sentir eso mismo por uno. Lo que no tuve muy claro es que podía hacer yo con toda esa información ¿Qué haría ahora con esa pesada responsabilidad? En ese momento deseé que ocurriese un terremoto, que se abriera una enorme grieta en aquel cálido jardín y que la tierra me devorara y me sacara de ahí para siempre, estaba aterrado. Obviamente nada de eso sucedió y la realidad me cayó como un deslave vargasiano cuando Johana se me acercó. Primero me vio en la distancia y como la Gorgona, me petrificó; caminó lentamente hacia mi mientras yo miraba hacia los lados como buscando una razón X que motivara su acercamiento. Paso a paso, cada vez más segura se plantó frente a mí viéndome desde arriba, era más alta. Me tomó por los cachetes que parecían dos manzanas rojas y flácidas y me estampilló un besito en la boca, se sonrió, se despidió y me dijo mirándome a los ojos: – nos vemos mañana –. Yo empecé a levitar y desde arriba vi a un enfurecido y puntiforme Mariano haciéndome un gesto amenazante con el puño; me supo a gloria. Me seguí elevando hasta que desaparecí por encima de las nubes y me puse a la altura de los satélites, los cuales giraban en una coreografía que me recordaba al Baile de los Cisnes. Esa noche, como comprenderán, no dormí un carajo.
Mis amores con Johana duraron dos semanas, quizás menos pero eso sí, fue lo más intenso que me había tocado vivir hasta entonces. Recuerdo que una vez, después de haber escuchado un truculento cuento del mismísimo Rigoberto, ese enano que reencarnaba a la perfección esos diabólicos polimorfos freudianos, me enteré de la existencia de un tipo de beso especial mediante el cual uno tenía que introducir su salivosa lengua en la boca de ella. Lo hice con Johana, ¡Lo hice!; La besé con la boca cerrada, saqué mi lengua y la insinué entre sus rojitos labios. No recuerdo bien cuál fue su reacción pero tengo la impresión de que para ambos la sensación fue la de dibujar un gigante signo de interrogación sobre nuestras cabezas. Fue mi primera innovación desde mi reciente comienzo en el arte amatorio y a la cual no me hubiera atrevido sino hubiese sido por Johana.
Sin saber en realidad porque, dejamos de vernos. Yo volví a mis Legos y ella a sus Barbies, supongo. Lo cierto es que pasaron dos años más hasta que por razones del trabajo de mi papá nos tuvimos que venir a la capital. Dos años que transcurrieron entre árboles, bicicletas y fósforos. Alfredo, Rigoberto y yo, después de la escuela, nos la pasábamos quemando cosas en tejados de casas abandonadas y si no, dando extensos paseos en bicicleta por aquel tranquilo campo petrolero en lo profundo del oriente venezolano donde, eventualmente, éramos emboscados por Mariano quien nos retaba a alguna carrera que siempre ganaba él; a mí no me importaba, yo me había llevado el beso de Johana, cosa que nunca superó. Durante aquel tiempo, Johana y yo, no volvimos a besarnos, apenas intercambiábamos las palabras necesarias para una sana convivencia colegial y poco más. Lo que si hacíamos era cruzar miradas, pocas la verdad, pero suficientes para trasmitir cierta complicidad que había nacido entre nosotros. Más nunca supe de ella, amén, de lo que mi memoria atesora: aquel beso.


CARLOS G. B.

lunes, 6 de diciembre de 2010

ERES


Un deseo hecho delirio
Un corazón detenido
Un disparo a la luna
Una cama vacía
Unos ojos que te buscan
Unas manos que te tantean en silencio
Un sinsentido que busca explicarse
Una noche sin final
La posición perfecta
El sueño que nunca tuve.

No duermo aún,
Sólo te pienso.
Carlos G. B.

jueves, 2 de diciembre de 2010

ORGASMATIC VERITAS


Y si todo es verdad
cuando tocas mis partes frías
y siento la lluvia caer sobre mis enrojecidas escleras
más no te puedes entregar, no se
si es verdad
¿Tengo los labios pintados?
No amor mío
Acaso alguna escarcha esparcida
Una que otra por ahí
No sé que piense Hefaistos sobre las vírgenes
Ciertamente yo guardo mi propia opinión
Algo como bailar sobre conchas al mar
con las estrellas guardando el secreto
en ese espacio cuadrado y recto que es la verdad
Ese orgasmo único y explotado
Si es verdad, si todo es verdad
Donde queda la mentira ?

Carlos G. B.

viernes, 29 de octubre de 2010

COSAS


Perdida en un bosque extraño fue seducida por una mosca llena de prejuicios
Desde entonces cambió y no fue la misma,
murió con la década y allí quedó
Perdió su lugar en la historia porque fue cobarde y se fue con la mosca
Ahora ve al mundo desfragmentado
Su vida es un cliché de puntos sin sentido
Se encontró a si misma tal y como siempre quisieron que fuera
Y así fue
Es lo que los demás quieren
Y vivió muchas cosas y recogió muchas estrellas enanas
Pero nunca pudo llenar el hueco que dejó su paso por aquel bosque
Y el recuerdo del excitante silbido que la invitaba a lo desconocido.

CARLOS G. B.

miércoles, 13 de octubre de 2010

ES


Desperté con la noticia de los treinta y tres, 13/10/10. Cuplé de los veintidós.
Dios lo sabía todo desde el principio. Lo hizo adrede.
¿Qué Demiurgo respetable se echa a descansar?
¡Y en plena vorágine creadora!
Les dejó un día para que algo vieran
A la octava noche, mordieron la manzana
Y sólo porque ÉL la prohibió
Lo que vino después, es lo normal.
Poco duró el Edén.

Le abrí la puerta y le encendí la luz
La hice participe de lo que se estaba viviendo
Y así fuera entendiendo por sensibilidad propia
Aquellos concilios en los que, antes de que la luna esté un poco más lejos,
Participará como protagonista.

¿Con quién veré la televisión?
Soack at the sun
El buen salvaje
Again all the odds
19
“Porque este amor es loco, loco loco loco,
Tiene a mis vecinos aterrados”

¡Vamos a ver si le cortamos las alas al ángel!
Celebrando un año de logros y más allá,
Un paso hacia delante de un hombre en la consecución de un sueño.

Quien piense que la lengua apenas si es un órgano relacionado al aparato fonador,
Un simple modulador de voz,
Casi lo entiende todo,
Quizás un poco menos de la mitad,
Del cuento completo.

Aún así, necesito que me compares,
¿Un beso así ha sido antes dado?
¿Lo has visto? ¿Lo has sentido?
Está en los genes o fue aprendido
Tal vez no, tal vez solo estaba prendido en la piel de un ángel
Que pasó entre nosotros y que por casualidad tropecé
Haciendo que cayera, sin querer y por accidente,
Ese beso bestial,
En el puto medio entre los dos.

Dime lo que quieres en serio
Será entendido y desglosado fuera del cuarto de los prejuicios
¿Quieres la manzana?
Yo te la corto y te la preparo, aquí la tienes
Las damas primero, ten el honor y dale el único mordisco, el que vale.
Dios así lo previó
Yo me iré contigo.

Lo que viene es la continuación en el repertorio de un disco con bonus track
Fuerza vital, sentenciosa luz del universo: la esperanza.
De inteligentes es
La verdadera fuerza que mueve las montañas
Sublimación de un cuento natural
Que en expresión primordial, busca catapultar los genes,
Más allá de lo que no podemos comprender.

¡FUERA!

Y sigo perdido en su espalada
Suelto en el deserto rosso, en el silencio de sus personajes
Amparado en el deseo de probarme algo.
La vida, pues, en eso consiste.

El brazo sigiloso en el cine
La mano muerta que se queda ahí y no se mueve a ningún lado
La desmayada.
La liberal arrepentida.

¡Dame una de tus alas!
Lo piensa.
Y termina por ofrecerme la que cuelga cerca de su cadera
Sonrío.
Nunca cortaría alguno de tus apéndices emplumados; jamás.

Me comí la luz
Y tú te comiste ese canal arbitrario que montan los policías con palitos fosforescentes
Discurrimos al borde de la catástrofe.
Comimos pastillas sexys y rosadas
También unas de la sabiduría que eran negras.
Nos perdimos viendo flores y sintiendo la brisa.
En el camino a tu casa, que hoy fue poesía en movimiento
Poème du déplacement.

CARLOS G. B.

jueves, 30 de septiembre de 2010

ELLA II



Ella existe y flota en el aire liviano de la altitud
Me empuja en las cuestas por la ruta pedregosa y zigzagueante
Camina conmigo en la inmensurable conciencia de quienes no llevan reloj
En la adversidad coloca con bello gesto flores en su cabello negro
Que como luceros después de la tormenta ofrecen paz al insomne
Abraza los árboles, camina descalza por la montaña, sonríe y embruja, tienta mi pasión con tierna frescura, con manos de algodón acaricia mi cara, calma su sed en mi.
En la hondonada un río refleja las estribaciones de la montaña
Los prados suben a las aldeas de abandonados molinos de piedra
Polo soltó los vientos rabiosos y en la casa de bahareque, a la luz del candil,
Veo arder sus ojos de café mientras un beso suyo posado en mí como un ángel alado, levita en mis labios
Déjà vu de sus sueños que jamás olvida y en los que yo, sin querer, cohabito
Ella llegó con el tiempo y ahora haré silencio a ver si con suerte escucho los ecos de su loco corazón.
Nunca la he visto llorar pero imagino sus lágrimas como gotitas de marfil mojando mis ganas, apagando mi vida.

CARLOS G. B.

ELLA


Ella existe y está por ahí
Flota en el aire liviano de la altitud
En la adversidad coloca en su cabello flores del camino
Vive componiendo al universo para que todo sea bello
Abraza los árboles y sonríe con más enigma que la Mona Lisa
De café son sus ojos, de algodón sus manos, de cundeamor sus besos
Camina descalza por las montañas desnudas de mentiras
Nunca olvida sus sueños y confiada me los obsequia
Sin querer, a veces estoy en ellos
Ella es un ángel alado
En mis labios posado.


CARLOS G. B.

sábado, 25 de septiembre de 2010

FRESCO


Llegué a confundirme con ella,
tanto...! Por sus recodos
espirituales, yo me iba
jugando entre tiernos fresales,
entre sus griegas manos matinales.

Ella me acomodaba después los lazos negros
y bohemios de la corbata. Y yo
volvía a ver la piedra
absorta, desairados los bancos, y el reloj
que nos iba envolviendo en su carrete,
al dar su inacabable molinete.

Buenas noches aquellas,
que hoy la dan por reír
de mi extraño morir,
de mi modo de andar meditabundo.
Alfeñiques de oro,
joyas de azúcar
que al fin se quiebran en
el mortero de losa de este mundo.

Pero para las lágrimas de amor,
los luceros son lindos pañuelitos
lilas,
naranjos,
verdes,
que empapa el corazón.
Y si hay ya mucha hiel en esas sedas,
hay un cariño que no nace nunca,
que nunca muere,
vuela otro gran pañuelo apocalíptico,
la mano azul, inédita de Dios!

CESAR VALLEJO

miércoles, 22 de septiembre de 2010

QUEBRADAS


Imágenes especulativas de un
futuro disuelto
quedan como una laja del más
fino cristal venida al brocal
de un balcón muy alto
donde una mujer sueña
que es soñada
por un hombre que perdió
sus alas.

CARLOS G. B.

miércoles, 25 de agosto de 2010

VARIOS EFECTOS DEL AMOR


Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso,

no hallar, fuera del bien, centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso.

Huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor suave,

olvidar el probecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño:

esto es amor. Quien lo probó lo sabe.


LOPE DE VEGA

martes, 24 de agosto de 2010

ÁRBOL


Quiero para mí la calma del árbol
sensual parto frutal
de dolor verde nacido

Así desfragmentar cierta luz de la tarde
y partirte la cara
como en un espejo roto

Sólo con mis hojas.

CARLOS G. B.

domingo, 22 de agosto de 2010

10


Habrá algo de esmalte al amanecer de tu regreso

y las luces dibujarán crema espesa sobre la nubes

el olor de sal y pescado invadirá en forma graciosa

el borde de los aviones

al llegar tus cabello sabrán

que cada esquina del viento lleva mi abrazo

necesito que vuelvas

no importa lo demás.


PATRICK BERGEL

jueves, 19 de agosto de 2010


Farce continuelle! Mon innocence me ferait pleurer. La vie est la farce à mener par tous.


J. A. RIMBAUD

PRELUDIO


Yo quisiera estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras.

Entonces me habrán abandonado los recuerdos: ahora huyen y vuelven con el ritmo de infatigables olas y son lobos aullantes en la noche que cubre el desierto de nieve.

El movimiento, signo molesto de la realidad, respeta mi fantástico asilo; mas yo lo habré escalado de brazo con la muerte. Ella es una blanca Beatriz, y, de pies sobre el creciente de la luna, visitará la mar de mis dolores. Bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.


J.A. RAMOS SUCRE

miércoles, 18 de agosto de 2010

FUCK OFF


Me debato entre dormir o morir, parecidas son, sólo que en una despiertas y en la otra quien sabe. Veo al detective con corbata fina y me refiero al ancho. Tiene hijos y dice que los debe controlar. Meg lo invita a pasar para finalmente descubrir a su amiga muerta. Cruzaron el puente de Brooklyn, fueron en un solo sentido, él y su corbata, su bigote que siempre me fue tan familiar y ella, Meg, venida de Los Ángeles a Nueva York, que se sacude en mi memoria como la pálida doncella en aquel cuadro de Ferdinandov.
Y ahí esta ella, Meg, con la puerta de la nevera abierta, no se preocupa por el consumo eléctrico y si porque su amiga está muerta. Abre los ojos (esos ojos azules) y cae por las escaleras. Un negro la frena y mientras la sujeta por el tobillo le pregunta que le pasa. Ella duda pero al final, atribulada, lo cuenta todo, si es que hay algo que contar, porque ella sólo está en el medio y no es tan siquiera quien dibujó el círculo de tiza que rodea la mancha de sangre. El de los bigotes asusta una sombra, piedras golpean el vidrio, el negro corre y Meg queda borracha y en paz, dormida en el sofá.
Hay muchos huecos en la ciudad y muchas cosas pasan en esos huecos, dice el juglar.


CARLOS G. B.

martes, 17 de agosto de 2010

TODO EN MI


Todo en mi es frustración, todo en mi es impotencia.

Todo en mi es decepción, desilusión, melancolía, miedo, rabia, tristeza.

Todo en mi es arrepentimiento, desesperación.

Todo en mi son sueños fulminados por un súbito despertar.

Todo en mi es perdón, todo en mi es adios.

Todo en mi es amor y es que el amor es así.

Todo en mi es recuerdo, unas fotografías, ciertas letras pardas.

Todo en mi es confusión, erupción, desvastación.

Todo en mi es desolación.

Todo en mi es amor, todo en mi es pasión.

Todo en mi es tu desconsuelo, todo en mi es adios.

Todo en mi es vida, todo en mi es horizonte.

Todo en mi es imaginación, todo en mi es vuelo.
Todo en mi es hoy una lágrima.

Todo en mi es lejano, todo vacío.
Todo en mi es volver a nacer.
CARLOS G. B.

jueves, 5 de agosto de 2010

LOS IMPOSIBLES


Aplastar moscas con dos cholas en el medio de una tormenta
Hacer que la realidad se vuelva un sueño
Embarazar una sirena
Predecir el pasado
Colorear el alma de los desalmados
Ver de cerca la muerte del amor sin salpicarse de sangre
Llorar desenfrenadamente y luego recoger las lágrimas
Fotografiar al Dios de los desamparados
Ganarle una carrera a la luz y seguir siendo el mismo loco de siempre
Convencer a un ateo de que no es tal
Demostrar la inmutabilidad del amor
Soñar después de muerto
Detener el tiempo y no lamentarse después
Convencer a un camello que se devuelva después de haber cruzado por el agujero de una aguja
Mojar una nube
Entender a Dios
Ser amado y no pagar por ello
Mantenerse optimista después de haber conocido a Dios
Ser feliz con alguien que te tiene miedo
Darle vida a algo alimentándolo sólo con recuerdos
Buscar una aguja en un pajar y no pincharse en el intento
Que dos margaritas deshojadas se equivoquen
Ser loco e ingenuo al mismo tiempo
Escapar de nuestros fantasmas mudándose de castillo
Creer que se puede decir siempre la verdad
No encontrarle cierto encanto al infierno
Que un gato te sonría
( . . . )


CARLOS G. B.

VIENTO


Viento temperamental que inflas las velas de los sueños
Y ensanchas para mí el horizonte
Que bates los brazos de coléricos gigantes demoledores de sonsos
Que trabajas dioses en la piedra para luego hacerlos polvo
Y con sólo abrir los brazos, me haces libre.

¡Por lo que más quieras!
Empuja mi amor en el sentido de las agujas del reloj
Agita el velo de mi duda
Despeina el agobio de ver detrás de mis ojos,
Quietos los árboles, inmóviles las hojas en el suelo,
Sin nubes el cielo, la calle vacía y estreñida.

No seas cuidadoso y ven a mí hecho tolvanera
Mójame con sus ganas
Y de un golpe, pon a girar la rosa de los vientos
Que urjo ver hacia donde señala.


CARLOS G. B.

martes, 8 de junio de 2010

TENGO UN PERRO ENAMORADO II


No tengo duda que mi perro está enamorado.
Ya está paseado, comido, hecho.
Cuando se echa y sueña.

Pero no.
Va y viene,
Jadea y no por calor.
Se levanta, otea por la ventana el espacio exterior
Cada vez que, como un meteorito, se incinera un recuerdo
Tamborilea con sus patas que hacen de pies, el suelo
Como diciendo – qué me pasa –
Sigue mi sombra a donde quiero que vaya
(porque aún soy su dueño)
Me mira directo a los ojos y llora.
Implora y yo, no sin pena, me río.

El sabe que la tiene cerca
La siente y le habla.
Aspira un torbellino de aromas que muy bien entiende.
Entra a los dominios sin siquiera resistirse
De los placeres de la química tal y como es.

Mi perro está enamorado, por decir algo.


Carlos G. B.

lunes, 7 de junio de 2010

TENGO UN PERRO ENAMORADO


Tengo un perro enamorado
Ya está paseado
Ya está comido
Hecho,
Buen momento para echarse.

Pero no.
Va y viene
Jadea
Otea através de la ventana
Cada dos por tres
Si me levanto me sigue
Llora.

El sabe que está ahí
Muy cerca
Y no puede quedarse quieto
Tengo un perro enamorado.


Carlos G. B.

miércoles, 28 de abril de 2010

ONICOGRIFÓSIS




Es un tema de intensidad suprema, tus hormonas gobernando, tu conciencia ocultando lejos la memoria, el fuego quemándolo todo, la fuerza de la vida llevándote a sus extremos y solo ahí, sólo ahí, en el limite de lo que eres, te hallarás, sabrás realmente quien eres, interpretarás tus sueños, vivirás tu vida y nada más que tu vida. Ahora ya te puedes morir.
Apoyo moral: dícese de la conducta por la cual el macho de la especie se queda pegado al msn con la hembra en situación tal que esta se encuentre apremiada con requerimientos de su entorno y trate ya al final, en ocasiones muy muy al final, de resolverlo todo mientras se congracia de tener a aquel macho animándola y acompañándola. – Me disculpas – ¿Es eso apoyo moral?
Paciente masculino de 70 años de edad, conocido con el diagnóstico de EBPOC de larga data quien inicia su enfermedad actual cinco días antes de su ingreso, caracterizada por hipertermia no medida, tos...
Apoyo moral: dícese de la conducta por la cual el macho de la especie se queda pegado al msn con la hembra, haciendo cualquier vaina que tome tiempo, pero permaneciendo conectado al alcance de su hembra, dando aires de disponibilidad para aclarar cualquier duda (en caso de ser conocedor de la materia) o realizar cualquier comentario al azar, que lleve a una mini conversación que no distraiga por completo de la tarea pero que ayude a drenar la ansiedad pre-parcial. De darse este apoyo moral, la hembra de la especie estará eternamente agradecida con el macho y le devolverá el favor en especias. La sola presencia del macho al acecho, haciendo la visita a su hembra, resulta en la apreciación del mismo como preocupado e interesado lo que conlleva a la creación de la idea virtual del apoyo moral. Me reservo los derechos de esto. Decúbito dorsal, decúbito supino, decúbito de pie y decúbito sentado.
Paciente masculino de 70 años de edad, conocido con el diagnostico de EPOC, natural y procedente de Caracas, quien inicia su enfermedad el 22/4 posterior a esfuerzo físico prolongado presentado dificultad para respirar, tos productiva sin expectoración. Como concomitante, dolor agudo, lancinante, exquisito en flanco izquierdo, no irradiado, exacerbado por la tos, atenuado con la posición antálgica ortostática. ¿Reducción de hernias? ¡EBPOC!, ¡larga data! de aparición aguda, antálgica, la poesía. Si es productiva debe tener expectoración. Hernioplastia inguinal. La historia dice que sí era productiva. Sólo te digo eso. La medicina es ciencia y humanidad, es ahí donde radica su gracia. Desarrolla el conocimiento y hazlo con poesía; verás como lo disfrutas.
El amor no me importa a estas alturas, quiero redactar esta mierda y ya. No tan fría ni excesivamente técnica, todos los excesos son malos. Sabes, relajada, que diga lo que es y ya, pero que suene bien.
¿Cómo es un crecimiento anómalo de uñas y pelo?
– Onicogrifósis –




KiKi Patiño

sábado, 3 de abril de 2010

EL AHOGADO


Escucho una corneta y se que eres tú, me traes libros y revistas de un mundo que se me hace cada vez más lejano. Leemos poesía hasta la nausea y escuchamos música electrónica. Tomamos ron en vasitos de peltre y conversamos como dementes por horas hasta el amanecer, en aquel rancho de palos a la orilla del mar que se ha transformado más que en mi casa en mi guarida. Siempre me intrigaron tu fidelidad de amiga y tus postales de cumpleaños. Eres por mucho mi cable a tierra, la única persona con la que puedo compartir mis historias y mis sueños. Amanece una vez más y te cuento aquel que por la mueca que hiciste se que no te gustó.
Mis pasos titubeantes se dejan caer sobre sus huellas, uno sigue al otro desdeñando el arte milenario de caminar por la jungla sin hacer ruido. Los mosquitos son un recordatorio de estar vivo como lo son los roces inevitables de espinas y hojas de guaritotos con mi piel ardida. La algarabía profusa de las aves sigue rastros invisibles en el aire y despierta al sol, que apenas se filtra por el grueso manto vegetal que cubre mi azaroso andar. Exhausto, al fin diviso un claro en el monte, un espacio donde la luz se desploma como desde una cascada. Accedo al claro haciendo uso de mis últimas fuerzas y después de apartar unos juncos, doy a parar de rodillas sobre un banco de arena rosada en la orilla del remanso de aquel río que bien conoces. El cielo cae sobre mi nuca tan de golpe que sólo me permite ver hacia abajo y distinguir los reflejos tintineantes que hace el sol sobre las vacilaciones del río. Del otro lado, corriente arriba, en el medio de ese juego de luz y agua, contrasta una sombra que al acercarse deja de serlo; ahora es un cuerpo que flota inerte en la superficie del río y se aproxima a mí cada vez con más prisa. Me intriga el aspecto de su cara, una curiosidad morbosa por saber a quien pertenece me sacude. Sus manos parecen asirse a unos rastrojos, compañeros de su desdicha; desnudado por el río está tan cerca que pudiera sujetarlo por el cabello y arrastrarlo a la orilla pero no lo hago. Al pasar frente a mí, se da vuelta y deja que el sol lama su barriga mordida por peces de río. Su rostro, el de un anciano arrugado, me acongoja. El viejo hinchado por su destino sigue a lo largo del curso del río hasta perderse por donde sabemos, me perderé yo algún día.
Un coco cae al suelo haciendo un gesto de bofetada mientras el viento arrastra consigo esas ausencias que solemos llamar recuerdos y pienso en ti, sola, acostada en la orilla de una playa. Me rindo en la arena, cierro los ojos y me duermo, nos dormimos. No pasa mucho tiempo hasta que despierto. Permanezco un buen rato como extraviado de mi mismo. Decido levantarme y al hacerlo siento calambres que me muerden por todo el cuerpo. Me percibo torpe e infiero que es porque estoy recién levantado, me arrastro al río y mientras reconozco con indecible horror el rostro del ahogado en su calmo reflejo, tú, aquel amanecer, continúas durmiendo sola arrullada por las olas y sueñas con un anciano perdido, llorando frente a un espejo de agua.


CARLOS G. B.

miércoles, 24 de febrero de 2010

BREVARIO POÉTICO (plagio de 5 instantes)


I
El sol ya se fue por detrás
Las voces asordinadas de dos amantes en celo me rodean
Escucho sonrisas, toman fotos, se miran a través
Ella le pregunta si se piensa eterno
Él le responde que en sus sueños ya está muerto
Se frenan, se tocan, siguen su camino
Se pierden con la noche
Dejándome solo
Con su almizcle ponzoñoso

II
Núbil, despreocupada
Sus pezones miran al techo
Tamborilea en la madera
Tararea una canción
No comprende aún
La implosión por venir
De una realidad inconsistente
De su vida encerrada en la botella
De aquel desacierto inacabado
Del último verso de esa canción

III
Arriba de mí un embudo negro de aves
Pronto siento sus picotazos
Salvajes me descarnan en un último dolor
Que pronto se transformará en placer
De estar vivo y muriendo
Todo cambiará
Cuando muerto yazca ya

IV
Roncan mis efluvios
Alivio mis querencias
Escapo del ensordecedor fulgor que es esta bacanal
Me vengo para acá
Y escribo esta vaina
La luna allí arriba y yo aquí abajo
Queriendo amarla, ella tampoco puede
Quedamos a pares
Flota la confusión
Me olvidé quien era yo
¿Quién? —Yo—
Creo que nada ha cambiado


V
Un fotógrafo en su obra
Hace lo que el pintor en el lienzo
Graba una historia que es suya
Gestada de antemano
Parida en la eternidad del relámpago
O surgida de súbito
En el parpadeo de un ángel
Pero es su historia

Carlos G. B.

lunes, 22 de febrero de 2010

EL PERDIDO


Si, padezco de una especie de despiste endémico
Que por estos días explota en suspicaz epidemia
Hace algunas noches perdí a mi diablo
Y aún no lo he encontrado
Porque también perdí el impulso
Y cuando esto sucede
Adormezco en un sueño viscoso
Que a decir verdad, no me ha permitido buscarlo.

No es raro que mi cerebro se pierda
Más sin embargo siempre regresa
Sobre todo cuando los pájaros en su canto me despiertan
Nunca vuelve solo, trae consigo nuevas historias que contar
Pero yo sé que nunca me lo cuenta todo

Vivo perdiendo el camino
Aunque de esto no me quejo
Visto que puedo conocer parajes diversos
Porque por donde me meta siempre hay un camino que seguir
Soy consciente que tal situación me transfiere cierta inconstancia

Perdí el sueño, el hambre, perdí el último tren a ninguna parte
Tales perdidas las relaciono con que no se donde dejé al amor
Tan patético suceso me deja desencajado, desestructurado, desarticulado, olvidado
Cuando encuentro la tristeza pierdo la alegría
Pero cuando pierdo la tristeza no encuentro la alegría
Siendo peor esta última condición

A veces pierdo mi templo
Y me hundo en la desesperanza de la inicua quietud de las horas
Estancado en el tiempo

Ahora me perdí a mi mismo
Y aunque sé que me tengo cerca, no me encuentro
Estoy seguro que algún día perderé la vida
Y lo único que pido es que cuando asuma tal perdida
Al menos, me haya encontrado

He perdido la discreta turbulencia que hace el viento en mis orejas
Y el resplandor fantasmal que dibuja la luna en unos ojos llorosos
Extraviado en canciones y destellos de artificio
Y es que me encanta perder el tiempo
Más lo único que no he perdido, es la soledad


Carlos G. B.

martes, 9 de febrero de 2010

GOYA Y REVERÓN


En la revista Imagen de mayo de 1989 leí las siguientes palabras que Mariano Picón-Salas atribuyó a Reverón, inherentes, más que a la admiración que sentía, al vínculo espiritual que lo unía con el gran maestro español del siglo XIX. Helas aquí:
“La diferencia más palpable entre mi nuevo maestro Goya y mi más viejo profesor, Moreno Carbonero, es que la pintura de este último concluye en el cuadro. Está terminada precisamente en el sitio donde comienza la moldura del marco. En cambio, de Goya me queda flotando algo en la retina. El perrito de aquella señora del retrato se me deshace en vibraciones. La cinta con que se ajusta la mantilla la marquesa de Solana me la llevo en los ojos. Es materia más bella que la materia misma. Me voy con ese ritmo tumultuoso, con esa música —no puedo decirlo de otro modo— que tiene aquel cuadro de *la carga de mamelucos*, en el Prado".
Por supuesto, eso pudo haberlo dicho Reverón, pero con sus propias palabras, apuntó Calzadilla.
Pintura de M.B.

Carlos G. B.

domingo, 7 de febrero de 2010

LA SALIDA


Para que no se den cuenta que me he ido, no me despedí de nadie. Si, justo antes de salir bailé con una desconocida, oculto en su cabello rizado pero no le di más datos que un seudónimo. Después me escurrí entre las mesas del buffet aprovechando que era la hora loca. Traspuse la puerta principal del gran salón sin volver en ningún momento la cabeza hacia atrás. Le entregué el ticket al valet parking mirándolo de soslayo. Durante los minutos que me tocó esperar en el enmarmolado porche coloqué mi cuerpo detrás de una tupida palmera de porrón. Apareció mi carro, di un salto, tomé la llave y me disparé de ahí mientras reflejaba en el espejo retrovisor, una insoportable sonrisa.


Carlos G. B.

REDES


¿Donde estás libreta negra?
Imagínate reposada en la esquina de algún espacio creativo
Pronto en tu búsqueda caigo en el porqué de una clave al entrar
Segura y guardada en mi huella dactilar

Espero frente a la histeria del logo
Tanto tiempo me tenga a bien ofrecer
Más de las veces dejando de hacer
Lo que del forro hubiere salido

El acto iniciático en marcha prosigue
Torno en piedra el instante perdido
Mientras aguardo la epifanía de la pérfida etiqueta
Que nunca me perdonará el sin sentido
De aquel affaire con la Tinta Pirata

Ya en la red donde a varios les es grato el perfume virtual
Los artistas dan sólo una cara de su abismal oquedad
Borrachos en la esperanza de hacernos despertar
En el pajar de las ideas donde al alfiler poca importancia se le da
En cambio, turbio es el vaho que emana de quien no sabe que enseñar
Y más de aquel, que teniendo o no, todo lo quiere mostrar

La carretera a Georgetown existe, sólo es un fantasma congelado
Cruzando la selva y viniendo del Callao
Hay tiempos a los que no quiero volver
Grito hacia delante
¡En el siglo XXI, hace rato amaneció!

Sabido es —todo tiene su anverso—
Cuenta te darás que el placer puede ser música e imagen
Durante empinado desplome por un camino penumbroso
Bajo estrellas que vulneran el lánguido declive de la urbe
Esa que a escala colosal nos pone a todos cerca en el concreto
Justo ahí donde se enraíza su secreto

Allá en la esquina un mal andante se apoya a un semáforo
Más cerca termina por ser jocoso payaso
Cuyo gorro tricolor llama mi atención
En el aire un calipso atempera la brevedad que respiro
Bajo el desequilibrante ojo que me enciende
En espectáculo piroclástico
De azufrada paranoia.

KiKi PaTiÑo

LA PLAYITA

miércoles, 3 de febrero de 2010

sábado, 30 de enero de 2010

LAS PROMESAS




Esta es la historia de un día que me dediqué a pagar promesas. Una mía y otra de una amiga. La mía tiene 11 años de mora y la de mi amiga bastante menos. La mía fue por algo, digamos, egoísta y la de mi amiga por algo altruista o al menos así me pareció. Primero la más difícil, la mía. No tenía claro donde se encontraba la iglesia de La Milagrosa y dudaba de si aún encontrándola, estaría abierta; y es que una vez fui (cuando la promesa tenía sentido) y la encontré cerrada. El viaje fue particular y salpicado de caos. Llegué y estaba cerrada. Le pregunté a alguien que se encontraba ahí y me dijo que abría en una hora. Me pareció bien esperar. La calle estaba agradable y el día animaba. Di un paseo y llegué a parar al Tercer Mundo, un restaurante chino que por fuera parecía un lupanar y por adentro, el ambiente era familiar. Alguien gritó ¡chino! Y Bruce Lee apareció con las cervezas, que además estaban como orina de narval.
La primera promesa fue cumplida y la verdad es que me sentí muy gusto.
A mi amiga la conocí cuando yo tenía algo así como nueve años. Desde esos días en el colegio nunca más supe de ella hasta ahora que me encontró por casualidad. Llegó a sus manos el primer cuento que me publicaron en una editorial pequeña de Pontevedra y a través del libro, ella llegó a mí. Ese mismo otoño nos tomamos un café en Madrid y fue donde me pidió, mirándome a los ojos, que pagara una promesa por ella en Caracas, su promesa; me comprometí. La iglesia de La Chiquinquirá también se encontraba cerrada y al igual que la otra, abría en una hora. El que trajo las cervezas esta vez fue un portugués receloso a la hora de prestarme su bolígrafo, mismo con el que escribí mi dirección para hacérsela llegar a un antiguo y querido amigo por medio de un italiano que había conocido minutos antes y que sabía como localizarlo. La segunda promesa también fue cumplida.
Ligero de promesas incumplidas, regresé a mi casa pensando en todas las cosas que nos ocurren por casualidad. El día, no hace falta decirlo, fue encantador.

Carlos G. B.