sábado, 29 de noviembre de 2008

DE COMO UN ESCRITOR SE DIO CUENTA DE QUE LAS MUSAS NO ERAN LA SOLUCIÓN



Una noche, un joven escritor fue despertado por una Musa llamada Calíope. Musa de bellísimo rostro, le murmuró al oído una idea fabulosa. Después de espabilarse, el escritor se dirigió a su libreta de anotaciones donde anotó emocionado la idea de Calíope. Sin perder tiempo encendió su computadora y entusiasmado comenzó a desarrollar la idea pensando que iba a lograr la mejor historia de su vida. Mientras escribía recibió la visita de otra Musa, Clío, quien después de presentarse empezó a opinar desfavorablemente sobre la idea inspirativa de Calíope, insertando la duda en el escritor. Esto no le gustó a Calíope por lo que inició una discusión con Clío. El escritor esperando a que las dos Musas se pusieran de acuerdo dejó de escribir y sólo se limitó a observarlas. La discusión fue subiendo de tono hasta al punto que las dos Musas llegaron a decirse cosas, que por respeto al lector, no mencionaremos. De pronto una nueva Musa, Erato, hizo su aparición. Erato, muy cariñosa, intentó convencer al escritor de que su idea, la que le acababa de susurrar, era mejor que la de sus dos hermanas.
Cuando Calíope y Clío se percataron de que Erato se estaba aprovechando de la situación para imponer su criterio, se lanzaron hacia ella jaloneándola por el cabello. Erato, llorando y dando voces, pidió ayuda a sus otras hermanas. Enseguida, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania arribaron a la biblioteca del escritor.
El escritor no podía creer lo que estaba ocurriendo ante sus ojos. Sentado frente a su escritorio, atónito, observó como las nueve musas exaltadas al extremo discutían a gritos, siempre con la intención de imponerse unas sobre las otras mientras se tiraban del cabello, se empujaban, se abofeteaban, llegando incluso hasta arañarse la cara. Además, no se entendía nada de lo que decían porque hablaban en griego antiguo.
Ya era de día cuando se fueron. La biblioteca del escritor quedó hecha un guiñapo. Éste, trasnochado y con un fuerte dolor de cabeza se sentó y apoyando la cabeza en su mano izquierda reflexionó sobre lo sucedido.

CARLOS G. B.

lunes, 24 de noviembre de 2008

DE UN ESCRITOR QUE SEMBRÓ LA DUDA EN SUS LECTORES


Hubo una vez un escritor que escribió muchísimo pero muy poco de lo que escribió lo mostró, mucho menos lo publicó. De hecho, en vida nunca fue conocido como un escritor. Tenía la rara costumbre de guardar todos los folios terminados en baúles que cerraba con fuertes candados y a los que luego reforzaba con cadenas.
Una vez muerto, algún allegado, registrando el desván de la casa donde vivió este escritor que todavía no era conocido como tal, descubrió los baúles y dentro de ellos toda su obra. Inmediatamente la dio a conocer lo que causó mucho alboroto en el mundo literario ya que fue vista como la obra inédita y extraordinaria de alguien quien en vida fue un desconocido por escogencia propia, un genio que por alguna misteriosa razón nunca quiso dar a conocer el grueso de su magnífico trabajo. Un ser inigualable que no quiso ser reconocido como tal, guardando para sí toda su obra creativa.
Al poco tiempo un psiquiatra hincó la duda en las personas aludiendo que si realmente este escritor no quiso que nadie hubiese leído sus obras, por qué no las destruyó. Alegó que si hasta los lugares mas recónditos y ocultos en el mundo han sido allanados por el hombre, como este escritor pretendió que su obra, escondida de manera tan burda y evidente por no decir histérica, en baúles encadenados en un desván, se iba a escapar del ojo inquisidor de la gente.
Después de esto siguió siendo reconocido como un escritor interesante pero el furor inicial que causó su trabajo, pasó.
CARLOS G. B.

PIANO EN EL LECHO


Piano del cuerpo tendido,

piano en el lecho que mi mano recorre

al compás de su cálida música.

¿Quién oye en la noche sus pálidos pétalos,

sus senos y labios y pómulos,

cuando roza la luna su carne?

Piano que sueña y a mi lado respira

henchido de notas dentro de sus venas.

Aquí la sombra protege sus sones

y nos envuelven los acordes sonámbulos.

Piano de náufrago, flotando hacia la costa,

piano desnudo bajo tibia frazada.

Aquí su sueño nos revela otro mundo

y se escucha el redondo rumor de la tierra

y hasta los ritmos de galaxias remotas

bajo su piel palpable.


EUGENIO MONTEJO


domingo, 23 de noviembre de 2008

EN TORNO AL LENGUAJE


"¿No estamos presenciando constantemente todavía los estragos de tantos totalitarismos, de tantas democracias de papel, de tantos sistemas que profanan el lenguaje acomodándolo para embaucar? La estafa verbal es un rasgo de nuestra época. En muchos políticos el lenguaje se autonomiza, funciona sin conexión vital con el hablante, como si a este lo usara un idiolecto estereotipado."

...

"El lenguaje va quedando reducido actualmente a una de sus funciones, a la más rudimentaria, la instrumental para el intercambio más ligero. La expresiva, vale decir, la que tiene que ver precisamente con el alma, sufre, por desuso, una atrofia alarmante. ¿Cómo se puede conversar si el idioma padece una merma de su dimensión anímica?"

...

"Sólo veo un camino: la lectura. La lectuta hecha con atención a la manera de expresarse de los buenos autores. Pasar de lo que se dice a la manera de decirlo, deteniendose ahí constituye un movimiento decisivo, un cambio que descubre un continente: el continente, la forma; abre el camino de la apreciación propiamente literaria y hace nacer el regusto por el lenguaje, un placer que nos acompañará durante toda nuestar vida. El cómo es importante; el cómo es la literatura."


RAFAEL CADENAS

En torno al lenguaje.

RECONOCIMIENTO PÓSTUMO



En un apartado pueblo llanero vivió un escritor quien en vida no llegó a gozar casi de ninguna fama. Nunca ganó ningún premio y los escasos escritos que llegó a publicar, mucho por su insistencia más por su dinero, poco fue lo que se dieron a conocer. Eso sí, su familia y amigos siempre le fueron incondicionales. Leían sus trabajos con avidez y continuamente le animaban a seguir escribiendo. Siempre le aplaudieron y le celebraron como a un gran escritor.
Él día que murió, sus parientes, colocaron en su lápida la siguiente inscripción: “Aquí yace el mejor escritor del mundo”.
Pasado el tiempo las personas que visitaban el pueblo, muchas de ellas atraídas por el creciente rumor de que ahí se encontraba enterrado un adalid de la palabra escrita, iban al cementerio, leían la inscripción en la lápida y curiosos corrían a buscar en la librería del pueblo los libros del que era considerado “el mejor escritor del mundo”.
Tal fue el revuelo que se produjo que fue necesario imprimir nuevas y mejores ediciones, incluso muchas de ellas llegaron a contar con prólogos de importantes personalidades.
La tumba del escritor se convirtió en un lugar de culto, tanto para los amantes de las letras como para los turistas que viajaban hasta allá sólo para retratarse en ella.
La fecha de su nacimiento fue decretada por el gobierno regional como día feriado y se celebraba en él la entrega un premio literario que llevaba el nombre del “mejor escritor del mundo”. Con el pasar del tiempo este premio colmó de mucho prestigio al pueblo y a sus gobernantes.
La familia de este escritor, sus parientes y descendientes, ahora son muy felices por el gran reconocimiento del que goza en la actualidad (aunque sea póstumo) su querido familiar y por las rentas y dividendos que produce la comercialización de sus obras.




CARLOS G. B.

sábado, 22 de noviembre de 2008

EN CASA DE MONTEJO


Para escribir hay que sacarle punta al lápiz. Para
escribir un diario íntimo hay que sacarle punta al yo.

Eugenio Montejo


Estoy en casa de Montejo. Me provoca un cigarro pero no lo he pedido. Tomamos güisqui del bueno, del que se balancea y nos hace balancear. Hablamos de Wittgenstein y de la matraca, de la 99 y de la ansiedad que genera en mí, de mi momento y del suyo.
Leímos sus poemas y nos alegramos. Pusimos discos, comimos.
Llegamos a sentir algo de nostalgia por aquello que quisiéramos ser y nos congraciamos y felicitamos por lo que si somos.
Estoy en casa de Montejo y aún no me he ido.


CARLOS G. B.

EN TU REINO


En tu reino, todos los días se vuelven suficientes.


RAFAEL CADENAS

martes, 18 de noviembre de 2008

FEBRIL


Febril es la canción del hastío
Que sobreviene en guerra letal
En los ojos sangrientos del odio
Aniquilando el sueño fetal.

Notas opacas de música aciaga
Como en un lamento eterno dispuestas
Gritan por el dolor perdido
De aquel beso que abandonaste.

Orquesta de negro siniestro
De movimientos perfectos
Transforma el llanto en música
Del amor que muere sin padecer
En la última exhalación de su ser.


CARLOS G. B.

domingo, 16 de noviembre de 2008

CUNDEAMOR


Eres como fruta salvaje.
Te das donde y cuando quieres,
Pero siempre en mi tierra.
Disimulas tu dulce sabor.
Eres pequeña y bella.

Permaneces oculta para el desconocedor
Pero te guardas para el observador,
Ese que detiene su camino,
Se sienta y te mira paciente,
Se deleita en tu color de amanecer,
Dedicado te corta,
Cuida de tus hojitas verdes
Y una vez en su mano,
Te acaricia y siente tu textura espinosa
Con ternura te abre,
Maravillase de tu contraste interior
Roja y húmeda
¡Quien lo diría!
Te come seguro
Y se regocija en tu sabor generoso,
Discreto y placentero,
Se va feliz después de probarte
Sabiendo que volverá por ti.

Eres como fruta salvaje.
Eres como el cundeamor de mi tierra.


CARLOS G. B.

jueves, 13 de noviembre de 2008

NUNCA ES TARDE


Se dio cuenta de que estaba vivo en el preciso instante de su muerte. Los que lo vieron esa última vez, notaron que sonreía.
CARLOS G. B.

DEFINITIVAMENTE


Definitivamente no concibo al hombre
En solitaria estancia,
Y en esto soy irreductible.

J. E. MONTEJO

OJALA


¡Ojala nunca hubiera visto yo vuestros ojos!
Su fulgor me ha partido el alma
Sólo la mitad es mía, la otra,
Sencillamente vuestra.

WILLIAM SHAKESPEARE

QUÉDATE UN POCO MÁS


Quédate un poco más
Márchateme un poco menos
Véteme yendo de modo
Que me parezcas viniendo
¡Y no me grites adiós!
Ni digas hasta la vuelta
Vete marchando de espaldas
Para creer que regresas.

ANDRES ELOY BLANCO.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

SIN REMEDIO


Ni contigo ni sin ti,
Tienen mis penas remedio.
Contigo porque ME MATAS
Y sin ti,
Porque MUERO.


CARLOS G. B.

ENTRE LÍNEAS VERTICALES


Entre líneas verticales de madera, te veo salir del agua azul,
Confundida entre la espuma de las olas, nada te toca,
Como si no te hubiesen visto, no vuelven más.
El viento te traspasa y sigue tras de ti,
Sin moverte, sin alterarte.
Cada vez más grande, cada vez más bella, tu paso es siempre el mismo.
Te acercas a mí, puedo ver tus ojos y me maravillo con ellos.
Puedo presentir tu ombligo y me enciendo incandescente.
Veo las arrugas de tus labios como si de fresas se tratara
Tus pezones me señalan mientras tus pies, ya flotan en la arena.
El bao de tu aliento humedece mi alma.
Los latidos de tu corazón enloquecen mi conciencia.
Los ecos de tu pensar retumban en mi cabeza.
Entre líneas verticales ya no puedes estar mas cerca.
Siento que me atraviesas, que pasas por mí y a través de mí
Y sin sentirme, sigues dejándome atrás.

Impasible nada te altera.


CARLOS G. B.

martes, 11 de noviembre de 2008

UN INSTANTE


Dos cuerpos yacían juntos,
Cobijados de silencio.
Dos corazones solitarios
Gastaron sus latidos en la magia de la piel.
Se rompió, lo hicieron, se besaron, entró el huracán.
Recogieron sus mitos del suelo
Y entre contradicciones, no supieron si reír o llorar.
Esa noche abrieron las estrellas y colocaron dentro al corazón.
Sus ojos permanecieron cerrados
Mientras fundieron su esperanza impoluta,
En un abrazo desnudo que apenas duró un instante,
Un instante astral.


CARLOS G. B.

lunes, 10 de noviembre de 2008

UN BESO IRREFLEXIVO


Brisas cruzadas desatan un remolino confuso,


La luna cae y asoma su cara la penumbra.


Las pupilas se dilatan y las sombras se enredan.


Una conciencia alterada discute en voz baja con algún alter ego.


Un beso tuyo y no hay más reflexiones.


En el preciso instante donde todo acabó,


Aquella torre, deshace su espiral.



CARLOS G. B.

QUERER ES EL PODER


Si la rosa no te pincha

Te harán daño sus espinas y

Si no hay ceniza bajo el corazón

Es que nunca amó.


Del querer al ser querido

Hay un filo de navajas que

Podemos aprender a caminar

Sin vernos caer.


Cada cielo y cada infierno

Está en la punta de tus dedos y

No quiero más demonio ni más dios

Si te tengo a ti.


Voy a rastras por la tierra

Con el barro en la memoria y

Mi excusa es no tener más dirección

Que la del querer.


Querer es el poder

Que todo lo compensa

La sangre que se pone a tu favor

De corazón abierto


Querer es el poder

Que se escapa sin querer

La forma humana de los vientos

Que andan

Que cantan

Que sueñan

Que cantan y se ahogan

Que cantan


Querer es el poder

Que todo lo compensa

La sangre que se pone a tu favor

De corazón abierto

Querer es el poder

Que se escapa sin querer

La forma humana de los vientos


VINODELFIN

jueves, 6 de noviembre de 2008

ME GUSTA LA LUZ


Me gusta la luz, siempre me ha gustado. Por Altamira hacia el Ávila, alrededor de las cinco de la tarde, la luz es prístina y se fragmenta entre las hojas de los árboles que abundan por la ruta. En cada época del año se muestra diferente.

Cuando camino hacia el poniente me da en los ojos y así la puedo ver directamente cuando viene hacia mi; creo que puedo hacerlo sin cerrar los ojos porque los tengo hundidos. ¿Por eso los tendré hundidos? Quien sabe, probablemente toda esta entelequia, sólo sea un capricho de los genes.




CARLOS G. B.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA ÚLTIMA VEZ QUE TE ESCRIBE


Aquel día que encontró tus ojos encontró también este recuerdo que orada sus neuronas apáticas bañadas en alcohol, hoy secas de ilusión como piedras presas del Atacama. No estaban perdidos, estaban sobre él. Te vio extraviada, como si no pertenecieras a tu entorno y él, como un paladín trasnochado, más bien interesado, ofreció salvarte, salvarte de todo menos de si mismo; entonces era un lobo y tú eras su presa, su princesa – mencionó –. Dijiste que no, pero le diste las gracias y tus ojos de peluche triste, le desnudaron. Luego vino el baile donde no daba con tu nombre aún cuando tu teléfono no se le olvidó, ¿te fijaste? Más tarde, una llamada, una dirección con dos palmeras, un beso; ese fue el comienzo de algo que se prolongó y no termina, al menos para él, al menos por un instante más.
Las etapas pasaron así como las ganas de seguir buscando algo que no supo que pudo ser. Entonces tu blancura y esos cachetes como melocotones al tacto le persiguieron despierto y dormido. Tu talla pequeña que tanto criticó ahora es su medida perfecta; después de todo, no eras tan bajita – dijo –. Tu cabello ralo y escaso que dibuja una autopista blanca por el medio de tu cabeza se ha perdido en sus manos durante todas esas noches sin sueño, pletóricas de minutos solitarios. Tus gorditos que llenan de redondeces tu cuerpo hoy dejan sus labios vacíos de carne y de esperanza. No se dio cuenta que estabas tu, que eras tu más mujer de lo que pudo sentir, que veías el mundo a través de sus ojos, no pudo darse cuenta de cuanto le deseabas y peor aún, no se percató que en los días del futuro ibas a desaparecer y él lo sufriría. Hace ya algún rato que cayó la tarde.
Perdón por haber sido tan bestia – recalcó – pero es que de otra manera no hubiese sido él y es que irremediablemente sólo sabe conducirse como es, sea como sea, extraña cualidad en este mundo de plástico pero igual muy propia de un narciso marchito anclado a una imagen perfumada que yace monótona en esa playa hermosa, donde nunca pasa nada; savia que lo mantiene vivo, que son sus ganas y que esta noche se agota, llegan a su fin.
Mil formas de llegar a ti, todas tan factibles como fundar una granja en la falda de algún nunatak, tanto como ver desaparecer sus sueños en la pared del baño, como saber que jamás estas letras pardas te llegarán. Palabras muertas antes de nacer, sabiéndote triste, irrealizable, perdida, de una manera diferente a aquel día cuando te conoció. A veces me pregunto si ese día realmente existió o sólo se trata de un sueño que va a acabar, hoy seguro va a terminar – me repitió –.
Recién supo de ti y supo de los psiquiatras, de las pastillas y de ese juego fatal que te llevó a rozar la muerte; pero sigues viva, al menos en la yema de sus dedos, al menos hasta ésta noche que a diferencia de las que le precedieron, no tendrá amanecer. Quiere comprobar que tan eterno es esto que no puede nombrar y es que tiene el experimento perfecto para averiguarlo. Si existe alguna línea trascendente, la quiere cruzar y comprobar de una vez que tan fuerte e inmortal puede ser este amor que le da vida pero que también se la quita.
Basta ya de babosear fotos, de memorizar palabras escritas sobre papel mojado y salobre, de cerrar los ojos para verte en relieve en la cara inversa de sus parpados, difusa entre el rojo de su sangre que fluye por ti y que hoy está dispuesto a ofrecer en desapercibido sacrificio a los antiguos demiurgos que todo lo planificaron, hasta lo vuestro. No te puede decir adiós porque no te tiene cerca pero puede despedirse de si mismo y sentir por ti la tierra y probar la desconocida sensación que puede dejar, no lo se, el sublime momento de su último latido y cinco segundos después, conocer su final pensamiento, perfectamente amarrado a ti, porque si algo se, es que hoy será la última vez que te escribe.
Ya te contaré.


CARLOS G. B.

martes, 4 de noviembre de 2008

DESIDERATA


"Camina plácido entre el ruido y la prisa y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara; y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante; también ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas agresivas y ruidosas, pues son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas mas grandes y mas pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar del tiempo. Se cauto en los negocios, el mundo esta lleno de engaños; mas no dejes que esto te deje ciego para la virtud que existe. Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, y por doquier la vida esta llena de heroísmo. Se sincero contigo mismo. En especial, no finjas el afecto; tampoco seas cínico en cuanto al amor; pues en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba. Acata dócilmente el consejo de los años, y abandona con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja en las adversidades repentinas, pero no te afligas imaginando fantasmas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Sobre una sana disciplina se benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas; tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con Dios, cualquiera que sea tu idea de El, y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones. Coserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida. Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé alegre. Esfuérzate por ser feliz."


MAX EHERMANN

TRES PENSAMIENTOS




La calle está tranquila y soleada. Un pensamiento me increpa. Una joven se acerca y me pregunta ¿Nos conocemos de algo? A lo que yo respondo, desearía decirte que si pero no puedo ¿Por qué? – Me gustas –. Cuando la vi venir ya hacía rato que me había fijado en ella. Alta, con el cabello castaño y corto, con la piel tostada recubriendo su cuerpo, que paso a paso, parecía moverse en bloque. Y su cara, su cara como aquella puta de Calabria, gesticulante, muequera, venida del cine mudo, pura.
De la nada otro pensamiento se monta sobre el anterior. Llevaré mis cuentos al concurso, está decidido. Si gano, veré mi libro en las librerías y a lo mejor se vende tanto que se agota la primera edición y me dicen para hacer otra ¿Quién quita?
Juntos, los dos pensamientos bailan un bolero hasta que llega un tercer pensamiento y los interrumpe. Es curioso como los pasajes a la felicidad pueden ser tan preconcebidos y elementales en nuestra conciencia cuando realmente no elegimos nuestro destino, somos elegidos – decía Nietzsche – y no somos lo que queremos ser, sino lo que los demás quieren que seamos, – decía Jung –.
Ese tercer pensamiento me quita un peso de encima. Continué caminando mientras reflexionaba sobre las bondades de la lectura y más, si esta es ecléctica.




CARLOS G. B.

lunes, 3 de noviembre de 2008

DIÁLOGO


¿Andarás este camino solo el resto de tu vida?


Será decisión del destino.


Ahora si se lo dejas al destino, ahora el destino si decide.


¿Y en manos de quien lo voy a dejar? ¿De mi?



CARLOS G. B.

EL DESIGNIO DE SER FELICES


" El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable; mas no por ello se debe –ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos caminos, anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin –la obtención del placer-, ya su aspecto negativo –la evitación del dolor-. Pero ninguno de estos recursos nos permitirá alcanzar cuanto anhelamos. La felicidad, considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo. Ninguna regla al respecto vale para todos; cada uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz. Su elección del camino a seguir será influida por los más diversos factores. Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste; por fin, también de la fuerza que se atribuya a sí mismo para modificarlo según sus deseos. "


SIGMUND FREUD

sábado, 1 de noviembre de 2008

LA MUJER SERPIENTE

Tras de cada mujer va su serpiente.
Eugenio Montejo

Yo podría mostrarle la belleza oculta detrás de lo pequeño, pero soy un mal comunicador. Podría decirle lo que ella despierta en mí, pero no me atrevo. La observo cuando llega, ya casi en la noche. La veo agotada arrastrar los brazos y más allá del izquierdo, el maletín cargado de papeles que siempre tira tras de sí. Lo mejor de todo, cuando entra, cambio de ventana y le veo esa mancha amarilla en su nuca serpentina, mancha que no puedo describir porque oculta tras su cabello y por el cuello de su blusa, nunca se muestra completa. Sólo la imagino y en eso se me va el mundo.
Los ojos rasgados y ese andar vacilante me hacen pensar que está satisfecha y busca echarse a digerir la presa que seguro devoró ese mismo día. La sueño enroscada en su nido, lenta, cadenciosa, misteriosa, rodeada de osamentas desconocidas, pretéritas.
He pensado en escribirle un par de poemas para dejárselos en su zigzagueante camino pero no se ve mujer de sucumbir con tales ardides. A lo mejor con un poemario completo, quizás, sólo con una palabra; pero ¿cuál?
Me maravilla cuando asoma la lengua entre los labios, como si al hacerlo percibiera la proximidad del mundo. Temo el hecho factible de atravesarme en su paso porque siento que pudiese no ser atractivo para su apetito. Sufro con la impresión de no ser su tipo de alimento favorito. La sola idea de pensar que eso sea así, destroza mi ego, por eso prefiero no confrontar la verdad. Escojo eludir un encuentro y escondo detrás de mis cortinas las ganas de ser devorado por la mujer serpiente.
Cuando veo desaparecer su cola afilada y sonajera por la puerta que da a las escaleras corro a mi último refugio de obsesionado mamífero, ese donde a través de una ventana redonda puedo ver el juego de sombras que me transporta imaginariamente a su vientre hinchado donde en sueños soy yo quien es digerido por sus jugos gástricos para terminar disgregado en finitas moléculas que recorrerán todo su cuerpo. En ese momento pienso que mi vida y su vida son una sola.
Ella apaga la luz, cesan las sombras y yo caigo de rodillas a contar las horas que faltan para la próxima noche, mientras sigo soñando con su hambre de depredadora perfecta.


CARLOS G. B.

DOS



Catapultaré lo que siento a tus pies a ver si te salpica. Abandonaré este voyeur elegante y perfecto en su consecución y dejaré esta cuesta por la mitad. Como un crápula me reiré de mi corazón, lo abochornaré y me perderé en la escena. Seré un iconoclasta y quemaré en mi memoria tus ojos verdes, por si acaso me acuerdo. Escaparé de ti.
Pero te veo y comienzo de nuevo, aparece la vírgula traviesa que me une a ti. Vuelve la angustia. Y una vez más, despierto unido a ti.


CARLOS G. B.

FUE UN SUEÑO


-Fue un sueño- Balbuceó Napoleón González sosegando los nervios de Martina, quien después de suspirar, abandonó el salón principal de la casa, con rumbo desconocido.
***
Una luz incandescente penetró a través de sus párpados cerrados. Al abrir los ojos, no pudo ver nada, solo aquel resplandor abrasante. Vagó por el suelo amarillo, hecho de polvo, móvil al viento, de formas siempre cambiantes. Una mañana, a lo lejos, divisó una sombra extraña: Cuatro patas la separaban del suelo, dos cabezas la guiaban, una hacia delante, otra hacia arriba. Cayó preparado para morir ahogado por el espectro de la sed. La sombra desdobló sus cabezas, una mano negra le tomó por el cuello, al mismo tiempo sintió en sus labios la frescura de aquel fluido salobre, casi como al principio, cuando todo era océano a su alrededor, en sus pulmones, en su cabeza, por donde pasaron los milenios, las eras, de lo cual se percató al ver cronopios gravitando a la deriva.
En la última noche de aquel océano primigenio, la luz se hizo real; al seguirla, descubrió la superficie. Ya de día, el océano empezó a descender. Surgieron las islas, transmutadas luego en montañas. A lo alto, un cuerpo con alas blancas flotaba en el aire, dejó caer un sueño, al cual siguieron miles de civilizaciones, ingenuas, todas terminaron como ruinas ocultas. Al final, la sed, la luz abrasante, el desierto, la mano negra. El polvo amarillo se mezcló con el polvo blanco de sus huesos muertos, secos, hijos de la nada. Volvió la oscuridad…
***
-¡Despierta! ¡Despierta!, ¡Pareces un loco! Durmiendo con los ojos abiertos- Refunfuñaba, con cierta angustia Martina, mientras sacudía sobre el pecho de Napoleón González, las cenizas de un cigarro consumido. Este yacía impávido en el sofá de cuero negro, en el salón principal.


CARLOS G. B.