sábado, 29 de noviembre de 2008

DE COMO UN ESCRITOR SE DIO CUENTA DE QUE LAS MUSAS NO ERAN LA SOLUCIÓN



Una noche, un joven escritor fue despertado por una Musa llamada Calíope. Musa de bellísimo rostro, le murmuró al oído una idea fabulosa. Después de espabilarse, el escritor se dirigió a su libreta de anotaciones donde anotó emocionado la idea de Calíope. Sin perder tiempo encendió su computadora y entusiasmado comenzó a desarrollar la idea pensando que iba a lograr la mejor historia de su vida. Mientras escribía recibió la visita de otra Musa, Clío, quien después de presentarse empezó a opinar desfavorablemente sobre la idea inspirativa de Calíope, insertando la duda en el escritor. Esto no le gustó a Calíope por lo que inició una discusión con Clío. El escritor esperando a que las dos Musas se pusieran de acuerdo dejó de escribir y sólo se limitó a observarlas. La discusión fue subiendo de tono hasta al punto que las dos Musas llegaron a decirse cosas, que por respeto al lector, no mencionaremos. De pronto una nueva Musa, Erato, hizo su aparición. Erato, muy cariñosa, intentó convencer al escritor de que su idea, la que le acababa de susurrar, era mejor que la de sus dos hermanas.
Cuando Calíope y Clío se percataron de que Erato se estaba aprovechando de la situación para imponer su criterio, se lanzaron hacia ella jaloneándola por el cabello. Erato, llorando y dando voces, pidió ayuda a sus otras hermanas. Enseguida, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania arribaron a la biblioteca del escritor.
El escritor no podía creer lo que estaba ocurriendo ante sus ojos. Sentado frente a su escritorio, atónito, observó como las nueve musas exaltadas al extremo discutían a gritos, siempre con la intención de imponerse unas sobre las otras mientras se tiraban del cabello, se empujaban, se abofeteaban, llegando incluso hasta arañarse la cara. Además, no se entendía nada de lo que decían porque hablaban en griego antiguo.
Ya era de día cuando se fueron. La biblioteca del escritor quedó hecha un guiñapo. Éste, trasnochado y con un fuerte dolor de cabeza se sentó y apoyando la cabeza en su mano izquierda reflexionó sobre lo sucedido.

CARLOS G. B.

4 comentarios:

Nellycious dijo...

Ufffffff....que estilo...!

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

mira mira me gustaría poner tus textos en rasgadodeboca,,,,,, entra mira y dime si quieres un abrazo y saludos desde caracas
carlos Zerpa
www.rasgadodeboca.blogspot.com entra pues y dime..jejejejejjje