martes, 4 de noviembre de 2008

TRES PENSAMIENTOS




La calle está tranquila y soleada. Un pensamiento me increpa. Una joven se acerca y me pregunta ¿Nos conocemos de algo? A lo que yo respondo, desearía decirte que si pero no puedo ¿Por qué? – Me gustas –. Cuando la vi venir ya hacía rato que me había fijado en ella. Alta, con el cabello castaño y corto, con la piel tostada recubriendo su cuerpo, que paso a paso, parecía moverse en bloque. Y su cara, su cara como aquella puta de Calabria, gesticulante, muequera, venida del cine mudo, pura.
De la nada otro pensamiento se monta sobre el anterior. Llevaré mis cuentos al concurso, está decidido. Si gano, veré mi libro en las librerías y a lo mejor se vende tanto que se agota la primera edición y me dicen para hacer otra ¿Quién quita?
Juntos, los dos pensamientos bailan un bolero hasta que llega un tercer pensamiento y los interrumpe. Es curioso como los pasajes a la felicidad pueden ser tan preconcebidos y elementales en nuestra conciencia cuando realmente no elegimos nuestro destino, somos elegidos – decía Nietzsche – y no somos lo que queremos ser, sino lo que los demás quieren que seamos, – decía Jung –.
Ese tercer pensamiento me quita un peso de encima. Continué caminando mientras reflexionaba sobre las bondades de la lectura y más, si esta es ecléctica.




CARLOS G. B.

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