Piano del cuerpo tendido,
piano en el lecho que mi mano recorre
al compás de su cálida música.
¿Quién oye en la noche sus pálidos pétalos,
sus senos y labios y pómulos,
cuando roza la luna su carne?
Piano que sueña y a mi lado respira
henchido de notas dentro de sus venas.
Aquí la sombra protege sus sones
y nos envuelven los acordes sonámbulos.
Piano de náufrago, flotando hacia la costa,
piano desnudo bajo tibia frazada.
Aquí su sueño nos revela otro mundo
y se escucha el redondo rumor de la tierra
y hasta los ritmos de galaxias remotas
bajo su piel palpable.
EUGENIO MONTEJO
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