miércoles, 24 de febrero de 2010

BREVARIO POÉTICO (plagio de 5 instantes)


I
El sol ya se fue por detrás
Las voces asordinadas de dos amantes en celo me rodean
Escucho sonrisas, toman fotos, se miran a través
Ella le pregunta si se piensa eterno
Él le responde que en sus sueños ya está muerto
Se frenan, se tocan, siguen su camino
Se pierden con la noche
Dejándome solo
Con su almizcle ponzoñoso

II
Núbil, despreocupada
Sus pezones miran al techo
Tamborilea en la madera
Tararea una canción
No comprende aún
La implosión por venir
De una realidad inconsistente
De su vida encerrada en la botella
De aquel desacierto inacabado
Del último verso de esa canción

III
Arriba de mí un embudo negro de aves
Pronto siento sus picotazos
Salvajes me descarnan en un último dolor
Que pronto se transformará en placer
De estar vivo y muriendo
Todo cambiará
Cuando muerto yazca ya

IV
Roncan mis efluvios
Alivio mis querencias
Escapo del ensordecedor fulgor que es esta bacanal
Me vengo para acá
Y escribo esta vaina
La luna allí arriba y yo aquí abajo
Queriendo amarla, ella tampoco puede
Quedamos a pares
Flota la confusión
Me olvidé quien era yo
¿Quién? —Yo—
Creo que nada ha cambiado


V
Un fotógrafo en su obra
Hace lo que el pintor en el lienzo
Graba una historia que es suya
Gestada de antemano
Parida en la eternidad del relámpago
O surgida de súbito
En el parpadeo de un ángel
Pero es su historia

Carlos G. B.

lunes, 22 de febrero de 2010

EL PERDIDO


Si, padezco de una especie de despiste endémico
Que por estos días explota en suspicaz epidemia
Hace algunas noches perdí a mi diablo
Y aún no lo he encontrado
Porque también perdí el impulso
Y cuando esto sucede
Adormezco en un sueño viscoso
Que a decir verdad, no me ha permitido buscarlo.

No es raro que mi cerebro se pierda
Más sin embargo siempre regresa
Sobre todo cuando los pájaros en su canto me despiertan
Nunca vuelve solo, trae consigo nuevas historias que contar
Pero yo sé que nunca me lo cuenta todo

Vivo perdiendo el camino
Aunque de esto no me quejo
Visto que puedo conocer parajes diversos
Porque por donde me meta siempre hay un camino que seguir
Soy consciente que tal situación me transfiere cierta inconstancia

Perdí el sueño, el hambre, perdí el último tren a ninguna parte
Tales perdidas las relaciono con que no se donde dejé al amor
Tan patético suceso me deja desencajado, desestructurado, desarticulado, olvidado
Cuando encuentro la tristeza pierdo la alegría
Pero cuando pierdo la tristeza no encuentro la alegría
Siendo peor esta última condición

A veces pierdo mi templo
Y me hundo en la desesperanza de la inicua quietud de las horas
Estancado en el tiempo

Ahora me perdí a mi mismo
Y aunque sé que me tengo cerca, no me encuentro
Estoy seguro que algún día perderé la vida
Y lo único que pido es que cuando asuma tal perdida
Al menos, me haya encontrado

He perdido la discreta turbulencia que hace el viento en mis orejas
Y el resplandor fantasmal que dibuja la luna en unos ojos llorosos
Extraviado en canciones y destellos de artificio
Y es que me encanta perder el tiempo
Más lo único que no he perdido, es la soledad


Carlos G. B.

martes, 9 de febrero de 2010

GOYA Y REVERÓN


En la revista Imagen de mayo de 1989 leí las siguientes palabras que Mariano Picón-Salas atribuyó a Reverón, inherentes, más que a la admiración que sentía, al vínculo espiritual que lo unía con el gran maestro español del siglo XIX. Helas aquí:
“La diferencia más palpable entre mi nuevo maestro Goya y mi más viejo profesor, Moreno Carbonero, es que la pintura de este último concluye en el cuadro. Está terminada precisamente en el sitio donde comienza la moldura del marco. En cambio, de Goya me queda flotando algo en la retina. El perrito de aquella señora del retrato se me deshace en vibraciones. La cinta con que se ajusta la mantilla la marquesa de Solana me la llevo en los ojos. Es materia más bella que la materia misma. Me voy con ese ritmo tumultuoso, con esa música —no puedo decirlo de otro modo— que tiene aquel cuadro de *la carga de mamelucos*, en el Prado".
Por supuesto, eso pudo haberlo dicho Reverón, pero con sus propias palabras, apuntó Calzadilla.
Pintura de M.B.

Carlos G. B.

domingo, 7 de febrero de 2010

LA SALIDA


Para que no se den cuenta que me he ido, no me despedí de nadie. Si, justo antes de salir bailé con una desconocida, oculto en su cabello rizado pero no le di más datos que un seudónimo. Después me escurrí entre las mesas del buffet aprovechando que era la hora loca. Traspuse la puerta principal del gran salón sin volver en ningún momento la cabeza hacia atrás. Le entregué el ticket al valet parking mirándolo de soslayo. Durante los minutos que me tocó esperar en el enmarmolado porche coloqué mi cuerpo detrás de una tupida palmera de porrón. Apareció mi carro, di un salto, tomé la llave y me disparé de ahí mientras reflejaba en el espejo retrovisor, una insoportable sonrisa.


Carlos G. B.

REDES


¿Donde estás libreta negra?
Imagínate reposada en la esquina de algún espacio creativo
Pronto en tu búsqueda caigo en el porqué de una clave al entrar
Segura y guardada en mi huella dactilar

Espero frente a la histeria del logo
Tanto tiempo me tenga a bien ofrecer
Más de las veces dejando de hacer
Lo que del forro hubiere salido

El acto iniciático en marcha prosigue
Torno en piedra el instante perdido
Mientras aguardo la epifanía de la pérfida etiqueta
Que nunca me perdonará el sin sentido
De aquel affaire con la Tinta Pirata

Ya en la red donde a varios les es grato el perfume virtual
Los artistas dan sólo una cara de su abismal oquedad
Borrachos en la esperanza de hacernos despertar
En el pajar de las ideas donde al alfiler poca importancia se le da
En cambio, turbio es el vaho que emana de quien no sabe que enseñar
Y más de aquel, que teniendo o no, todo lo quiere mostrar

La carretera a Georgetown existe, sólo es un fantasma congelado
Cruzando la selva y viniendo del Callao
Hay tiempos a los que no quiero volver
Grito hacia delante
¡En el siglo XXI, hace rato amaneció!

Sabido es —todo tiene su anverso—
Cuenta te darás que el placer puede ser música e imagen
Durante empinado desplome por un camino penumbroso
Bajo estrellas que vulneran el lánguido declive de la urbe
Esa que a escala colosal nos pone a todos cerca en el concreto
Justo ahí donde se enraíza su secreto

Allá en la esquina un mal andante se apoya a un semáforo
Más cerca termina por ser jocoso payaso
Cuyo gorro tricolor llama mi atención
En el aire un calipso atempera la brevedad que respiro
Bajo el desequilibrante ojo que me enciende
En espectáculo piroclástico
De azufrada paranoia.

KiKi PaTiÑo

LA PLAYITA

miércoles, 3 de febrero de 2010