En cierta ocasión un escritor comenzó a resaltar sobre los demás. En su inesperado ascenso en el escabroso mundo literario empezó ganando premios nacionales, más tarde sus obras fueron publicadas por reconocidas editoriales. Sus libros se vendían bien.
Se hizo muy popular y siempre era invitado a tertulias o a reuniones junto a connotados prohombres de la esfera intelectual. Nunca faltaba a bautizos de nuevos libros y con frecuencia era visto en actos inaugurales de exposiciones de reconocidos artistas plásticos. Era bienvenido en cualquier fiesta ya que con su sola presencia enaltecía el prestigio del anfitrión.
Un día en una entrevista, un periodista con curiosidad le preguntó: - ¿Cual es la fuente de donde obtiene todo ese rico material con el que escribe sus obras? - El escritor, después de propinarle una profunda bocanada a su pipa, le contestó con simpleza:
-Escribo sobre las historias que me cuentan personas que he conocido-. La respuesta decepcionó mucho al periodista y a toda su audiencia ya que esperaban algo más conturbador. La noticia se divulgó con rapidez y todo el fenómeno literario que encabezó dicho escritor fue interpretado como un fiasco.
Dejaron de invitarlo a tertulias y a bautizos de nuevos libros. Ya no se lo veía en la inauguración de ninguna exposición y dejó de ser agasajado en fiestas.
Muy desanimado por la actitud del público que reaccionó con decepción al saber que las historias sobre las que escribía sólo se trataban de cuentos vulgares de gente sencilla, se apartó del mundo literario. Ahora, aunque sigue escribiendo, sólo lo hace para círculos muy reducidos.
Se hizo muy popular y siempre era invitado a tertulias o a reuniones junto a connotados prohombres de la esfera intelectual. Nunca faltaba a bautizos de nuevos libros y con frecuencia era visto en actos inaugurales de exposiciones de reconocidos artistas plásticos. Era bienvenido en cualquier fiesta ya que con su sola presencia enaltecía el prestigio del anfitrión.
Un día en una entrevista, un periodista con curiosidad le preguntó: - ¿Cual es la fuente de donde obtiene todo ese rico material con el que escribe sus obras? - El escritor, después de propinarle una profunda bocanada a su pipa, le contestó con simpleza:
-Escribo sobre las historias que me cuentan personas que he conocido-. La respuesta decepcionó mucho al periodista y a toda su audiencia ya que esperaban algo más conturbador. La noticia se divulgó con rapidez y todo el fenómeno literario que encabezó dicho escritor fue interpretado como un fiasco.
Dejaron de invitarlo a tertulias y a bautizos de nuevos libros. Ya no se lo veía en la inauguración de ninguna exposición y dejó de ser agasajado en fiestas.
Muy desanimado por la actitud del público que reaccionó con decepción al saber que las historias sobre las que escribía sólo se trataban de cuentos vulgares de gente sencilla, se apartó del mundo literario. Ahora, aunque sigue escribiendo, sólo lo hace para círculos muy reducidos.
CARLOS G. B.
1 comentario:
Yo no sè si esta historia sea cierta, o sea inspirada, pero es interesante y aleccionadora. A veces esperamos que la inspiraciòn de los dramaturgos, escritores o poetas, venga de historias o cosas extraordinarias, o de vivencias extravagantes, o incluso de sucesos sobrenaturales, màgicos o prodigiosos. Me resulta oprobioso y mustio el saber que la mayoria de personas no se dan cuenta que "EN LA SENCILLEZ ESTÀ LA GRANDEZA", y que bonito es saber que un escritor se inspire de la escuela de la vida de las personas que conoce; si yo fuera amiga de ese escritor, me sentiria muy orgullosa de èl. De veras es una làstima que aùn existan personas que no miran màs allà y que siguen siendo "RANAS DE POZO" (como los llamaria Antony De Mello). De corazòn espero que, al escritor que le sucediò esto, no se desanime y continue deleitandonos con su bella poesia y sus escritos. Que Dios lo bendiga infinitamente, porque sabe apreciar la grandeza en la sencillez de las personas que conoce, y que Dios bendiga a las personas que conoce, porque de ellas viene su inspiraciòn.
Fanny Marìa.
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