El clima, el viento, ese olor a mango florecido
El cruzar las calles entre pesadas camionetas
Los zapatos planos para la caca de los perros
La luz, los brocales destruidos, la pista urbana de carreras, los grillos
Y de pronto, un parque en silencio habitado por nietos de dinosaurios
Los paramilitares especiales y su dominatriz hacen la apología de la manzana podrida
El ruido podrá ser allá pero yo lo escucho detrás de mis patillas bolivarianas
Sin embargo sigo aquí y con la puerta abierta
El que esté disponible para la era futura
Sabe que la vida vale la pena.
CARLOS G. B.
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