jueves, 11 de junio de 2009

LA FLOR DEL TAMARINDO

Hoy estamos, mañana no sabemos.
Alguien.



Más allá de la esquizofrenia que se quedó sin su test
de los trastornos paranoides
de la histeria de los conductores
del apego a la vida
de los niños que esperan en casa
más acá de San Agustín,
queda el sonido brusco de las balas
eterno retumbará después de la voz de alto
y cayó la flor del tamarindo
esa que ya había sido retoño y ahora flor discreta
en un tiritambo de segundos, sus ojos abiertos buscaron una explicación
a su tala sin sentido.
Sus sueños pasteles, sin estar dormida, marcharon en su conciencia
misma que alcanzó su final cegando para siempre lo que palpitaba por razones de vida.
Se acabó, cayó la flor del tamarindo
agudizando su astringencia, su acidez, su sin sentido.
Ellos saben quien es el culpable.
Él sabe que es culpable.

KiKi PaTiÑo

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