jueves, 24 de septiembre de 2009

PIEDRAS


Piedras caídas y divididas,
ennegrecidas por la memoria,
inmóviles dejan pasar el agua bajo su arbitrio,
señoriales.
Olvidadas por algún coloso,
permanecen pensativas, atemporales,
y así gozo de su presencia protectora,
y vivo su muerte milenaria que no acaba nunca.
Dejo mi alma en los brincos del río.
Entre sus canales, dejo mi alma.




CARLOS G. B.

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