d´être, y si muchas veces no la comprendemos es
porque nos parecemos a Dios pero no lo bastante.
Leibniz.
Leibniz.
Mi corazón late aprisionado
entre los cristales de un formicarium
creado cuando aún era niño.
Las hormigas entran y salen
por los orificios donde fluía la sangre.
Van las hormigas por mis venas
como por las negras redes de un comején
y en sus fauces portan el oxígeno
que aún me da vida.
Mi estomago asemeja un paño húmedo
exprimido por dos gigantes.
Huelo a desaliento.
Mi mirada extraviada
vuela al jardín donde se evaporó mi último sueño,
ese donde terminé con los pies mojados, hinchados y ulcerados.
Ese que me apartó del mundo real
abriéndome el camino que da a la alucinación perfecta,
al congelamiento del dolor y a la anestesia de la conciencia,
Finalmente, a la dictadura de las emociones.
Mis piernas caen por si solas
y el único paso que dan, siempre es en falso.
Mi pulso es errático, quiebro las palabras en la Moleskine
y difícilmente puedo señalar, donde quisiera ir.
Mi mente dejó de ser mía
Ahora le pertenece a ella, que no tiene sombra;
por eso no la ubico, no se donde está.
Se la llevó con la llave que da cabida a la que hoy fue mi última morada .
Y mi amor,
Mi amor se fue con el olvido.
entre los cristales de un formicarium
creado cuando aún era niño.
Las hormigas entran y salen
por los orificios donde fluía la sangre.
Van las hormigas por mis venas
como por las negras redes de un comején
y en sus fauces portan el oxígeno
que aún me da vida.
Mi estomago asemeja un paño húmedo
exprimido por dos gigantes.
Huelo a desaliento.
Mi mirada extraviada
vuela al jardín donde se evaporó mi último sueño,
ese donde terminé con los pies mojados, hinchados y ulcerados.
Ese que me apartó del mundo real
abriéndome el camino que da a la alucinación perfecta,
al congelamiento del dolor y a la anestesia de la conciencia,
Finalmente, a la dictadura de las emociones.
Mis piernas caen por si solas
y el único paso que dan, siempre es en falso.
Mi pulso es errático, quiebro las palabras en la Moleskine
y difícilmente puedo señalar, donde quisiera ir.
Mi mente dejó de ser mía
Ahora le pertenece a ella, que no tiene sombra;
por eso no la ubico, no se donde está.
Se la llevó con la llave que da cabida a la que hoy fue mi última morada .
Y mi amor,
Mi amor se fue con el olvido.
Carlos G. B.
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